La vida de Camila Bertrand es intensa. Es mamá, triatleta, médico y de alguna manera, como todas nosotras, consigue hacerse tiempo para todo. Te presentamos su historia en Ladyrun. 

¿Cuándo comenzaste haciendo deporte y por qué? Me es difícil establecer una fecha exacta de cuando comencé a hacer deporte. Para la gran mayoría de los deportistas es algo intrínseco. En mi caso, fue mi padre quién me contagió de esto. Fue con él con quien comencé a correr en cerros, pedalear en las vacaciones y más que nada hacer actividades al aire libre. Ya más grande, finalizando el colegio, era una terapia. Un momento de desconexión-conexión, salía un poco de la rutina y utilizaba el deporte para poder despejar mi mente. Esto lo mantuve durante toda mi etapa de estudiante de Medicina y es algo que sigo haciendo hasta hoy. Me gusta poder salir de lo que estoy haciendo y jugar un rato a que soy una deportista, donde me exijo a mejorar y me alegro por estas mejoras. Me cuestiono con mi entrenador porque no mejoro y aplico trabajos. El ensayo error del deporte me va motivando a mejorar y entrenar más, lo que me deja unida y vinculada a la actividad física a lo largo de mi vida.

¿Cuál fue tu primera carrera?  El concepto de carrera inmediatamente nos hace competir, es por eso por lo que considero un par de ‘primeras carreras’ aunque obviamente hay una primera, que hace romper la inercia. En mi caso sería el Trail Running en Campos de Ahumada, Los Andes, año 2007. Mucha nieve, frío, altimetría, en fin. Mucho de todo y poca experiencia, incluso la terminé caminando, pero con una sensación de querer mejorar y de ganas por otra carrera. Cuando ya sentí que estaba compitiendo, o más bien que quería empezar a medirme contra el resto, fue en la Maratón de Santiago del año 2012, donde corrí 21K. Sufrí, pero sabía que tenía mucho por mejorar y entregar. Fue así como pensaba ya en triatlón, lo veía lejano, pero no imposible. Entonces llegó, tiempo después, el Triatlón de Rapel, donde entre tanta velocidad y ajetreo de carrera, en un momento me vi cruzando la meta.

¿Cuál es tu carrera favorita, tu distancia favorita? Adoro el IM 70.3 de Pucón, me genera sentimientos encontrados. Tuve casi dos medallas ‘finisher’ porque la segunda vez no pude terminar y me desmayé. Para mi sorpresa, estaba embarazada, pero es sí o sí una de mis carreras favoritas. Tengo una tendencia a preferir carreras de fondo, pero no excesivas: 21K en la calle y 25K en trail. Quizás algún día corra 42K y se convierta en mi distancia preferida.

¿Qué no puede falta en tu kit de running? Para entrenar, siempre banda cardíaca y reloj con GPS. Mi entrenador me reta si no tengo mi entrenamiento controlado y bien registrado. Mi cinturón para llevar mi celular, porque desde soy mamá tengo que estar siempre atenta o por lo menos ubicable. Y sí o sí un gel y mil pesos, que pueden salvarme de cualquier emergencia. Para competir, siempre las zapatillas de carrera, protector solar, calcetín alto (me gustan mucho, evitan que entre alguna piedrecilla o tierra en contacto directo con la planta del pie) y lentes. No me gustan mucho los gorros o viseras, prefiero solo lentes y a veces una head band para ordenar el pelo.

¿Qué crema usas para cuidarte? La piel sufre y mucho. Son horas al sol y la resequedad siempre aparece si una no se cuida. Por ende, hago limpieza facial AM y PM, con el kit Clinic de limpieza e hidratación. No uso maquillaje la verdad, si uno va a estar entrenando todos los días y a veces doble jornada, sumado a la vida de mamá y médico, maquillarse no ayuda mucho. Es complejo mantenerlo y prefiero ser un poco más natural. Además, uso protector todo el año. Hay gente que en invierno no se preocupa de esto, pero siempre hay que aplicar en las partes que están expuestas al sol.

¿Por qué decidiste participar como ‘pacer’ en MDS ( junto a RunBella)? Desde hace un tiempo las mujeres estamos empoderadas en distintos elementos y consideré que era una excelente oportunidad para seguir potenciando esto. Mi entrenador siempre me ha hecho saber que las mujeres podemos llegar más allá de lo que creemos, que hay que confiar en nuestras capacidades. Entonces me motivé con todo a poder apoyar el proyecto y sobre todo motivar a más personas. De una u otra forma, también lo sentí como un premio personal. Porque ya podía correr 21K a un ritmo que me acomodaba y eso significa que he mejorado y de a poco “dominado” la distancia.

¿Zapatilla favorita?  Depende, no podría matricularme con un modelo o marca. Para cada tipo de entrenamiento tengo zapatillas diferentes. Utilizo una bien amortiguada para los entrenamientos fondos, una más liviana, reactiva y con mínimo drop para pista, y otra para competir.

¿Cómo lo haces para conciliar maternidad, deporte y trabajo? Muuuuchas veces me lo he preguntado, la respuesta es haciéndolo, sin cuestionarlo. Hay que ser muy productiva día a día, organizar bien mi tiempo y a eso sumo que considero que soy una persona bastante sencilla. Por lo general entreno temprano en la mañana, estoy con mi hijo, lo llevo al jardín y luego me voy a trabajar. Si no, lo dejo en el jardín, voy a trabajar y luego entreno (antes de ir a buscarlo) y admito que muchas veces mi hora de almuerzo la uso para correr y así tengo más tiempo en la tarde para disfrutar a Facu. Mis días se cierran disfrutando a mi hijo siempre. En cuanto a que tengo que hacer en mi entrenamiento, tengo la planificación mensual que mi entrenador me hace y trato de acomodarla a mis tiempos. No siempre resulta como está planificado, pero es parte del hermoso caos que es ser mamá, hay que adaptarse, acomodarse constantemente.

Siento que lo fundamental para lograr compatibilizar todas las aristas es disfrutar y hacerlo con mucha pasión. Es necesaria la motivación constante, día a día hay un desafío. Entrega total de amor y dedicación a mi Facu (que es mi motor), profesionalismo y entrega hacia los pacientes y su salud; y finalmente mi proyecto personal (como yo digo “mi autocuidado”), que es el deporte y específicamente el triatlón.