Cumplir una meta siempre llena el corazón y este fin de semana viajamos a Buenos Aires a cumplir con uno de nuestros propósitos de este año, la carrera WeRunBue. El evento es el primer medio maratón auspiciado por la marca deportiva en Argentina y para nosotras la invitación fue una oportunidad para celebrar lo bueno de correr porque… ¡qué mejor que conocer una ciudad en zapatillas!
Fueron, más o menos, dos meses de la campaña #mimeta2014. La idea era sumar kilómetros con la aplicación Nike+ e invitar a nuestras amigas a correr. Y qué invitación más buena porque eso es exactamente lo que queremos compartir con ladyrun.cl, en cada artículo y foto que publicamos esperamos convencerlas de que correr nos queda bien a todas, sin importar cuántas habilidades tengamos o si somos gordas o flacas. Nada de eso importa: la capacidad para superar nuestras metas está en cada una de nosotras, lo único que se necesita es aceptar la invitación y atreverse. ¡Todas podemos ser corredoras!
Nosotras y varias de nuestras seguidoras así lo hicieron y junto con tres compañeras del Nike Run Club ganamos la oportunidad de correr el primer medio maratón auspiciado por la marca en Buenos Aires. ¿Por qué 21k y no 10k o un maratón? Si antes eran los 10k los que convocaban a grandes masas ahora cada vez más corredores, a nivel global, están apostando por distancias más desafiantes. Así lo confirma Marcos Sundblad, Brand Manager de Running de Nike, quien comentó post carrera: “Hace más de 10 años que Nike realiza diferentes actividades para incentivar el running. En estos años, se percibió un gran crecimiento de la población de corredores y quisimos brindarles un nuevo desafío y de esta manera continuar sorprendiendo con nuevas propuestas. La respuesta fue muy buena lo que demuestra que cada año los corredores buscan superarse y correr distancias más largas.”
Nuestro viaje se concretó unas semanas antes de Maratón de Santiago y así que veníamos con el vuelito de ese entrenamiento. A pesar de eso la llegada del invierno nos obligó a bajar la intensidad unas semanas antes de la carrera, pero lo importante era concentrarse en la meta y darlo todo. Llegamos a Buenos Aires el sábado, un día antes y llovía. Como buen grupo de corredores ( éramos 8 representantes de Nike Chile) estábamos ansiosos tanto que nos convertimos en meteorólogos, unos apostaban por la lluvia y otros por un buen día de sol, afortunadamente ganaron los últimos. También fuimos nutricionistas: unos de la escuela de nada de carnes y lácteos y otros de la escuela de come lo que quieras. Esas conversaciones chistosas que bordean la obsesión (reconozcámoslo algo insoportables para los que nos acompañan y no corren) es una de las cosas que más me gusta de viajar y correr. Y lo mismo pasa con las conversaciones post: relatamos cada paso y sensación hasta el cansancio ¡quién nos entiende!
Durante la tarde anterior y a pesar del cansancio fuimos por un trote de 4 kilómetros, guiados por nuestro coach Carlos Warnke, por el barrio de Recoleta donde nos quedábamos. Eso relajó el ánimo y los músculos y nos preparó para despertarnos a las 5 AM y comenzar frescos nuestra aventura. Y afortunadamente teníamos varios privilegios ricos: pudimos calentar y mantenernos muy cómodos hasta la largada en una carpa temperada con ricas cosas para comer.
Pero debimos enfrentar el frío para el encajonamiento ( el espacio donde hay que esperar la largada de la carrera) donde siempre hay una mezcla de nervios y rituales de preparación. Lista la música, listo el reloj, bien abrochadas las zapatillas. Les podría contar kilómetro a kilómetro el recorrido, pero mejor eso tienen que vivirlo. Sólo les puedo decir que aunque en el kilómetro 8 las cosas se pusieron complicadas pero ver al chileno Daniel Estrada pasar a la velocidad de Flash peleando el primer lugar ( finalmente terminó tercera con 1:05:47 ¡seco!) renovó mis energías tanto que hasta el kilómetro 14 me sentía en control de mi cuerpo y pude disfrutar los increíbles parques de esa ciudad hermosa. En el 18k cuando sólo quería subir los brazos y cruzar la meta el ánimo del público me obligó a terminar con una gran sonrisa. Y eso finalmente lo único que importa: la emoción desbordante que se siente cumplir una meta. Eso nunca falla.