Si hace algunos años alguien me hubiera dicho que haría buenos (pero muy buenos) amigos gracias a correr, no lo habría creído. Siendo más honesta aún, me habría reído un poco. Las cosas cambian y hoy grandes amigas son con las que paso mucho tiempo corriendo, y hablando de correr y de mil cosas más. No es raro, porque básicamente las veo más que a mis amigos regulares, muchas mañanas conversando, fines de semana entrenando y otras juntas esporádicas extras, han hecho que valore infinitamente esta nueva amistad.
Por eso acá hice una lista sobre cuáles son las diferencias entre tus amigos normales y tus amigos de correr.
Amigo normal: Te apoyan siempre.
Amigo corredor: Te acompañan también en los momentos más difíciles de una carrera.
Amigo normal: Van a escuchar tus quejas sobre lesiones.
Amigo corredor: Van a entender tus lesiones y te darán algún dato de experto.
Amigo normal: Se espantan cuando les dices que no ‘tomarás’ para ir a entrenar el otro día.
Amigo corredor: Te va a buscar la mañana del sábado para correr un “largo”.
Amigo normal: Comentan felices tus carreras desde las redes sociales.
Amigo corredor: Se sacan una selfie contigo mientras corren.
Amigo normal: Te ofrecen una cerveza antes de la carrera
Amigo corredor: Te esperan con una cerveza cuando ya cruzaste la meta.
Amigo normal: Te muestran los zapatos lindos que se compró.
Amigo corredor: Hablan de marcas y modelos de zapatillas y comparan las mejores.
Amigo normal: Se espantan cuando le muestras una herida asquerosa en tu pie.
Amigo corredor: Te muestran una herida más asquerosa de su propio pie.
Amigo normal: Organizan su semana entre sus juntas nocturnas para juntarse contigo.
Amigo corredor: Organizan juntos sus entrenamientos para verse.