Siempre me acuerdo cuando empecé a correr que llegábamos al entrenamiento y el coach nos decía: «hoy trote conversado 15 minutos». Al principio era como ¿ya? ¿cuál es el fin y por qué tan poco? Yo pensaba en los militares de las películas que trotaban cantando y que se veía tan fácil. ¡Grave error! 5 minutos de trote conversado después te querías morir y pensabas “obvio, es película”. El panorama real era bastante diferente. Ahí estabas jadeando, escupiendo las palabras y viendo venir la puntada. ¿¡Cuál es la idea!?
Y el coach insistía: “Se van a acordar de mí, así se adquiere mayor capacidad pulmonar, y van a ver cómo van a ir mejorando”. Uno diciendo sus últimas palabras, porque siempre pensabas que te ibas a desmayar, y el otro te decía “después van a subir cerros conversando y corriendo”.
Pero es el coach por algo y de que sabe…sabe. Efectivamente la capacidad cardiaca aumenta y después no corres muriendo.
Ayer justamente corrí con una amiga que decía “quiero volver a correr conversando como antes y no a morir en el intento”. Después de meses fuera de las pistas es algo normal que ocurra, pero de a poco volverá al trote conversado en pleno, solo hay que tener paciencia y constancia. “Si puedes correr conversando, es porque lo estás haciendo bien”, dicen por ahí. Aunque hay quienes no concuerdan. Pero el tema es que se logra, pero no es fácil. Ahora bien, hay que tener ciertas ideas claras para no exagerar.
1. No es algo que debas hacer en una corrida. La idea del trote conversado es hacerlo en entrenamientos suaves. Nunca lo haga haciendo pista.
2. No sea pava, esto no es un monólogo. Si solo hablas tú, claramente vas a necesitar aire en algún minuto. La idea es una conversación compartida.
3. Respeta el límite. Si se te empieza a entre cortar la voz y no puedes terminar las frases, ¡alto! Baja la velocidad, estás exagerando.
4. Si eres primeriza no salgas el primer día a un “trote conversado”. Hazlo de a poco, algunos minutos y de a apoco vas a ir aumentando.
5. Sirve para medir de forma automática y natural el ritmo apropiado. La sensación de falta de aire es porque estás yendo muy rápido.
6. Hablar ayuda a controlar la respiración y, al mismo tiempo, distraerte del esfuerzo.
7. Si puedes contarle a tu amiga, corriendo, lo que hiciste el fin de semana sin cansarte, es porque vas por el buen camino.
Y a medida que vas mejorando, y practicando, será más tiempo y kilómetros los que podrás conversar con tu partner.