Sandía. Todavía falta para su temporada, pero igual es posible encontrarla en algunos supermercados y verdulerías (no barata eso si…). Está compuesta en más de un 90% por agua, y es rica en antioxidantes y vitamina C. Además tiene betacaroteno, pigmento que protege la piel del sol y previene el envejecimiento celular. ¡Ah! Y su aporta de calorías es mínimo, solo 35 por una porción de 100 g.
Melón. Por su alto aporte de agua y fibra, es un diurético y laxante natural, y aporta altos niveles de vitaminas A, C y E. Además es una buena fuente de potasio, magnesio y calcio. Igual que la sandía, su aporte calórico es prácticamente nada.
Durazno. Está compuesto en un 86% de agua, por lo que regula naturalmente la digestión e hidrata. Y gracias a su aporte de potasio y carotenoides mejora el funcionamiento de la piel.
Piña. Aproximadamente el 85% del peso de una piña corresponde a agua, lo que la ha convertido en la fruta desintoxicante y diurética por excelencia. Su cascara también tiene muchas propiedades, por lo que se recomienda hervirla y luego consumir esa agua tibia o helada.
Kiwi. Es rico en vitamina C (98 mgs por cada 100 gramos consumidos) y vitamina E, entre otras, y aporta un alto nivel de agua. Sus pepitas ayudan a regular la digestión.
Frutillas. Más de un 90% de su composición es agua, y son ricas en antioxidantes. Tienen vitaminas B, C, calcio y potasio. Además su azúcar natural es perfecta para comenzar el día con energía y calmar la sanamente la ansiedad por algo dulce.
Aunque muchas de estas frutas las podemos encontrar todo el año, siempre es recomendable privilegiar el consumo de productos de temporada, ya que al congelarlos se pueden alterar algunas de sus características como sabor, aroma y nutrientes. Para consumirlas puedes hacerlo en su estado puro o en un rico batido. Otra buena idea es agregar unos trocitos de fruta a tu botella de agua para endulzarla sanamente.