Soy de esa especie que se enamora en cada esquina. Literal. Aunque estoy soltera, que no se diga que no lo he intentado, porque lo asumo, me flecho con facilidad. Que den fe mis amigas que podrían escribir una enciclopedia de 12 tomos con historias de cada vez que le dije “Amiga me enamoré, pero ahora si en serio, ¡te lo juro!”.
Obviamente en mi camino del amor y desamor me fleché (brevemente) con un compañerito de equipo, así que les hablo desde la experiencia. Y si otras ladies han recorrido como yo esta senda o si van encaminadas, deben saber que pinchar con un runner, especialmente si es del mismo equipo, tiene sus pros y contras.
La parte bonita: compartimos la misma pasión. Los entrenamientos se vuelven más entretenidos, una va con un incentivo extra. Personalmente si antes con suerte me lavaba la cara y dientes en la mañana antes de entrenar, ahora llegaba arregladita, que no se note si… De repente empezó a importar andar combinada, ponerse crema hidratante en las piernas y encresparse las pestañas… ¡como si alguien lo fuese a notar! Los kilómetros, por más agotadas que estemos, se llevan con más dignidad, o al menos eso aparentamos. Porque podemos estar muriendo en vida de agotadas, pero cara de estar raja, ¡jamás!
Además en las salidas fuera del entrenamiento siempre hay tema, porque básicamente los dos estamos pitiados con el mismo tema, el running. Entendemos que hay que madrugar, nadie te cuestiona si no sales un viernes o si inviertes tus días de vacaciones para ir a una carrera. Aunque ojo que la cosa se puede volver demasiado monótona.
¿Lo malo? En mi caso fue jugar a hacerme la cool, ¡fail! Me dio por querer impresionar, así que ahí andaba yo haciéndome la rápida, corriendo a un ritmo que NI LOCA PODÍA AGUANTAR y con la carita llena de risa.
La cosa puede terminar bien: con una relación bacán, incluso algunos de mi equipo terminaron casados; o como fue mi caso, con otra breve historia para recordar. Ahora, si como a mi, lo de ustedes tampoco llega a buen puerto consideren un par de semanitas en que encontrarse en la pista puede ser un poquito incómodo, pero rompan el hielo de una y ya está. En cualquier caso un crush entre runners tiene lo suyo y entre tanta endorfina dando vuelta de seguro a más de alguna que esté leyendo le va a pasar; y cuando pase ustedes jueguen ladies, que resulte o no, vale la pena el riesgo.