Runner arrogante, los hay en todas partes y en todos los equipos. Esos runners secos, tan rápidos y resistentes que llegan a dar rabia, que se saben secos, y que en lugar de provocar admiración causan todo lo contrario. Necesitan contar a viva voz sus tiempos de alto impacto, compartir cada uno de sus extensos entrenamientos y peor aún, demostrar como sea que la llevan en el equipo. Porque si alguien cuenta una hazaña deportiva, ellos de inmediato responden con una historia aún mejor.

No son malas personas, para nada, pero por alguna razón necesitan la aprobación del resto para validar sus logros, y chiquill@s, si a alguien le aprieta la zapatilla mientras lee esta nota… ¡no necesitan que los validemos! Son secos, eso ya lo saben, y con un poquito de humildad verán cómo se disfrutan mucho más los logros y victorias, y lo mejor, sin presiones.

Personalmente me he topado con varios runners arrogantes, y me he dado cuenta que mientras más atención les damos, más fomentamos su complejo de estrella, así que si me preguntan a mí, recomiendo darles menos pelota, a ver si se les bajan los humos.

Espero no parecer resentida, porque por ahí no va la cosa, pero es que una de las cosas que me conquista a diario del running, es el compañerismo que se genera en torno a algo tan simple como correr, el sentirse apoyada por todos, y que una meta personal se vuelva un desafío casi colectivo. Por supuesto que a todos nos gusta que nos celebren y contar orgullosos nuestros (bien merecidos) logros, pero ojo  de no cruzar el límite entre un deportista que provoca admiración, y otro arrogante que queremos poner en ‘mute’ cada vez que empieza con su blablá…