Como todo runner, asumo, he tenido una lesión. Desde la clásica ‘banda’, pasando por la tendinitis de la ‘Pata de Ganso’, hasta un fractura de sacro por estrés. Por qué sigues corriendo, se preguntarán, la respuesta es fácil, porque me gusta. Y si le preguntamos al Mago Valdivia por qué sigue jugando fútbol si se lesiona, probablemente responda lo mismo.
Sin embargo, manejar la frustración de una lesión deportiva es clave y las primeras duelen casi más a nivel emocional que físico. La cabeza juega un rol determinante en la recuperación física, ya que el estado anímico influye en nuestro rendimiento.
Se llora, y se llora harto, pero con los años y la experiencia he aprendido a recibir las lesiones de otra forma. Y es que previsualizar meses o semanas sin correr, nunca será música para nuestros oídos corredores.
Las etapas de una lesión suelen ser, primero, negar la lesión, luego viene el enojo y búsqueda de culpables para pasar a la tercera etapa, depresión. Sales de ese estado de ánimo cuando la aceptas, y es ahí recién empiezas a superar la lesión.
Para hacer este proceso de lesión más ameno, te damos algunas claves para tener una mejor disposición ante la recuperación.
Asumir la lesión
Definitivamente es la clave número uno. Existe, y por ende, la respuesta no es deprimirse, es buscar soluciones.
Tener un plan (y ganas)
Es muy importante que este proceso sea liderado por tu equipo médico, es decir, un doctor y kinesiólogo, además de tu entrenador. Pero sin actitud de salir adelante, es mejor que ni si quiera sigas leyendo.
La parte de la fisioterapia es fundamental, ya que se vuelve más que algo técnico, en un equilibrio perfecto entre lo psíquico y lo físico.
Mentalizarte
El estado anímico definitivamente influirá tu rendimiento. Cada ejercicio de recuperación debes tomarlo como si fuera el entrenamiento más duro que has realizado y hacerlo a conciencia.
Hay que tener cuidado de no generar una ‘lesión mental’ a partir de una física, y más aún evitar que se vuelvan crónicas. La elección debe ser seguir adelante.
Mantener la motivación
Si el proceso tomará meses debes tener como constante la motivación, ir haciendo de cada avance prácticamente una fiesta y darle el lugar que se merece al esfuerzo que haces y los logros que vas acumulando camino a la recuperación. Por eso resulta fundamental ir poniendo metas posibles.
Regresas a entrenar, de forma gradual
Y cuando el equipo que tienes detrás así lo apruebe. Si el primer día el entrenador dice “100 metros”, serán 100 y nada más.
Como bonus track, solo podría agregar que se debe aceptar la pausa y asumir que no será rápido. Y en el caso de poder seguir haciendo otros deportes, ‘voh daleh’. Nadar, bicicleta, yoga, el que te permitan los especialistas, pero buscar formas de eliminar ese estrés inevitable del hecho de no hacer actividad física por mucho tiempo.