- No tienes que despertarte un sábado a las 7:00 AM para hacer un largo.
- Puedes armar tu plan de entrenamiento de corredora como quieras, lo que quiere decir que corres cualquier día y los kilómetros que quieras.
- Hay más tiempo para ver a tus amigos, ir al cine y duermes hasta la hora que quieras.
- Puedes correr con tus amigos, y decidir entre ustedes cuánto kilómetros, según el estado de ánimo.
- Ahorras en pasajes, estadía y el pago de la carrera.
- Dejarás de hablar taaaaanto sobre correr. Algo que agradecerán los amigos que no corren que seguro te escuchan sólo porque te quieren.
- Corres libre, sin fijarse en el ritmo, sin pensar en tu rendimiento, ni eficiencia.
- Tienes tiempo para incluir otros entrenamientos, como Pilates, KO, yoga o retomar tu bicicleta.
- Si no tienes ganas de correr, siempre te puedes quedar en tu cama y ver una serie en Netflix.
- Comes lo que quieras, sin pensar en el agua que debes tomar, las proteínas y carbohidratos.