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¡Quedé en Maratón de Chicago 2019!

Lo bueno de correr es que siempre hay nuevos desafíos esperando ser conquistados. Nuestra columnista Sole Hott se inscribió en la tómbola de Maratón de Chicago 2019 y ¡quedó! Acá nos cuenta su experiencia esperando el mail y los nervios de sus segundos 42K.

Ahora que ya estoy inscrita en Maratón de Chicago 2019 les cuento: este año decidí correr mi primera maratón un mes antes de la fecha, pero no se asusten, aclaro que había hecho el entrenamiento junto a mis amigas que preparaban los 42K.

Logré concluir el plan de entrenamiento, que creo es una de las cosas más duras de correr una maratón. Crucé la meta, hice una buena marca para mi y de inmediato llegó la pregunta que la gente no puede evitar hacer: “¿Lo harías de nuevo o cuál es la que sigue?”

Confieso que apenas la terminé, efectivamente pensé en la siguiente. “En un año más, quizás”, y es que es inevitable pensarlo. Ya comprobaste que podías, y como todo en el running, hay cierta adicción que no se puede controlar. Fue ahí cuando apareció Chicago como opción, la única. Una amiga la había corrido al mismo tiempo que yo corría Viña, y la idea de correr una Major me hacía click.

Sin embargo, a diferencia de inscribirse en una maratón cualquiera, el hecho de ‘aplicar’ a esta maratón ya lo hacía diferente. Como marcar la alternativa correcta en una prueba de historia. Y a eso hay que sumarle que te tienen en la duda por un par de semanas, hasta que cierto día, el 11 de diciembre, te llega un mail que dice “Aceptada”. O simplemente no te llega.

De acuerdo al plan postulamos a Maratón de Chicago 2019 con una amiga.

Enviar la aplicación no es tema, pero una vez que enviamos el correo, comenzó la cuenta regresiva. Ahora se había convertido en algo importante.

“Vas a quedar”, “¿Cuándo era la fecha en que les avisaban?”, “¿Ya supiste?”. El martes 11 de diciembre, el día en que tenía que llegar el mail, me desperté a las 6 de la mañana para ir a nadar, revisé el mail y no había nada. Dos horas después cuando terminé la clase volví a revisar, nada.

Me sentía como un niño en octavo básico a fin de año esperando el promedio de notas. Como si de esto dependiera mi regalo de Navidad. A las 10:30 am, la Dani me avisa que le llegó el mail: “Aplicación aceptada”.

¿Saben cuántas veces recargué el correo para ver si por esas cosas de conexión quizás no me había llegado? Incluso revisé el Spam, más veces que las que lo he revisado en mi vida.

Y es que no me había dado cuenta hasta ese minuto, no solo de las ganas que tenía de ir, sino que además el no quedar (en mi cabeza) ya me estaba frustrando, y no podía mandar a la Dani sola, o eso creía mi mente al menos, teníamos que ir las dos.

Me puse a hacer cosas. Ordené la cocina, lavé ropa, vi el matinal, la hora no pasaba y yo seguía actualizando el mail. La Dani, mientras tanto me escribe, “te estoy esperando Hott”. Confieso que cuando había pasado una hora desde su correo, perdí un poco las esperanzas.

Pero a las 11:45 am, llegó mi aplicación: “Hola María, felicitaciones” y el “Aplicación aceptada” encabezando el correo. Fue como el último día de clases en el colegio, y grité, de emoción. “Chemimadreeee quedé”, como diría Pepa Bello. No leí nada más de lo que decía abajo. ¡Qué importa! Voy a correr la Bank of America Chicago Marathon el próximo 13 de octubre.

Y luego pensé, que heavy es celebrar por quedar en una de las World Marathon Majors, lo que implica entrenar duro, correr 42.195 km, y cruzar la meta junto a unos 45.000 corredores más.

Para quienes no corren, quizás no lo entiendan, pero la emoción es muy grande, y el bichito de volver a cruzar la meta de los 42, ya se despertó.

por

Periodista, peatona, runner AM y a veces PM. No tengo pedigrí de atleta, corro porque me gusta.

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