Exfoliar, un paso sagrado para piernas de corredora. Si aún no es uno de los pasos de tu rutina de cuidados, más vale que lo vayas sumando. Exfoliar la piel de tu cuerpo y rostro, es clave para remover las células muertas e impurezas, y para sacar a relucir una piel más sedosa y luminosa. Si sientes que nunca tienes tiempo, lo más práctico es comprar un producto para tu tipo de piel y exfoliarte en la ducha, basta con que lo hagas unas 2 veces por semana. 

Siempre hidratar. Ok, no es ninguna novedad, pero sobre todo ahora que llevarás las piernas al descubierto, y que estarán expuestas al calor o al aire acondicionado que las reseca, este paso se vuelve más importante que nunca. Hidrata tus piernas a diario, sobre todo la zona de los tobillos y rodillas, que tienden a secarse más. Si quieres sumar un toque más sexi, puedes optar por alguna crema que deje un brillo sutil. Un buen tip: aplícala desde los pies hacia los muslos para favorecer la circulación. 

Protección solar. Nos preocupamos tanto de proteger nuestro rostro de los nocivos rayos UV, que muchas veces olvidamos nuestras piernecitas, ERROR. Siempre que salgas a correr en verano, es fundamental que ocupes bloqueador en piernas y brazos, aunque creas que no te ‘quemas’. El efecto de la radiación solar no siempre es visible y evidente, pero sí que está ahí y es acumulativo. 

Piernas de corredora con bronceado seguro. 

Si hay algo innegable, es que las piernas bronceadas se ven increíbles. Por eso nos encanta que la industria cosmética haya propuesto una solución bastante más amigable que la exposición directa a los rayos UV: las mágicas cremas hidratantes de bronceado gradual. La gracia es que no dejan el olor intenso de los autobronceantes de antes, ni esas molestas manchas en las rodillas y manos que nos ‘delataban’ (¡ups!). Su ventaja es que tiñen nuestra piel con un color muy sutil, luminoso y natural.