Normalmente cuando leía la etiqueta de una prenda y decía ‘resistente al agua’ o ‘impermeable’ para mi la cosa era lo mismo dicho de maneras diferentes. Como cuando te venden un yogurt light o diet… Eso hasta que salí a entrenar con mi chaqueta waterproofy volví empapada hasta el alma y entumida. La inversión no había sido menor, así que me puse a averiguar qué tenía de malo mi chaqueta, que por cierto era HER-MO-SA.  Pues bien, ahí me enteré de que el error lo había cometido yo en mi elección de compra.

Las prendas resistentes al agua te mantienen seca ante lloviznas durante un tiempo reducido, por ejemplo lo que te demoras en volver a tu casa si la lluvia te agarra de improvisto. No están diseñadas para aguantar demasiada agua, por lo que son mucho más ligeras (y baratas) que una prenda impermeable. Esta fue la que compré yo.

Por su parte, las prendas impermeables te mantendrán seca incluso cuando parece que se caerá el cielo de tanta agua, cuando llueve ‘de abajo para arriba’ como decimos en el sur. Para correr cómodamente con prendas impermeables preocúpate de que además de tener selladas todas las costuras, sean transpirables, ya sea por las características del tejido o a través de mallas de ventilación en zonas críticas como axilas y la parte media de la espalda.

También, como sugerencia, antes de comprar una de estas chaquetas -que a pesar de ser algo caras, merecen la inversión- asegúrate de que sea lo suficientemente comprimible para meterla en una mochila de running o que te la puedas amarrar en la cintura, para que no te estorbe cuando pare la lluvia.