“Las caminatas y el trote producen la activación de unas células llamadas osteocitos que son los encargados de inducir un proceso de generación ósea y reparación. Al sentir el impacto de una caminata enérgica se da una oleada de activación de las células formadoras de la matriz del hueso llamadas osteoblastos. Así, se logran reparar los micro daños y mejorar la densidad ósea”, explica la Dra. Claudia Campusano, endocrinóloga de Clínica Universidad de los Andes.
Este mecanismo se vuelve MUY importante sobre todo en la adolescencia y en la juventud. Además, se ha comprobado que las personas que realizan mayor actividad física, con ejercicios de pie, tendrán una expresión de su masa ósea genéticamente determinada mejor que la población sedentaria.
Running y densidad ósea: lo que tienes que saber
¿Qué deportes son los más adecuados para tener una óptima densidad ósea? Todos los deportes en la proporción y bien guiados son saludables para los huesos, pero los mejores son los que se realizan en posición de pie dado que la gravedad, la carga axial y la percepción del impacto son lo que mejor gatillan los estímulos de formación ósea que lleva a mantener el hueso sano, reparando los micro daños, permitiendo que se exprese toda la genética y evitando las pérdidas del envejecimiento.
En este contexto, los más recomendados son running y caminata enérgica.
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Eso sí, para obtener los máximos beneficios del running para nuestra salud ósea es importante poner atención a dos casos que podrían ser riesgosos, según nos explicó la Dra. Campusano.
- El ejercicio excesivo que produce una disminución de peso o grasa corporal demasiado grande en las mujeres y eso lleva a la suspensión de sus periodos menstruales. En estos casos se produce una disminución del nivel de estrógenos por parte de los ovarios y esto, a su vez, genera una oleada de pérdida ósea similar a la que ocurre en la menopausia.
- Mala ejecución o técnica de running. Otra condición de riesgo es en ejercicios repetidos o en algunas alteraciones de posición de pie o piernas que pueden provocar por trauma repetido micro fracturas y edema óseo.