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Testimonio: Descubrí el yoga en cuarentena

Si hay algo bueno que nos entregó el encierro fue conocer nuevas disciplinas. Nuestra columnista Ingrid Vignolo, nunca pensó que desde su casa se encantaría con el yoga. Se enganchó a los IGLIVE de @yoga_woman y hoy practica todos los días. Este es su testimonio.

No llevaba ni una semana encerrada sin poder salir a correr y ya estaba a punto de caminar por las paredes. Mi promedio de actividad era seis veces a la semana, y pasar de eso a cero, fue brutal. 

Buscando qué hacer para mantenerme activa, más allá de subir y bajar las escaleras del edificio y caminar por el estacionamiento, tomé mi primera clase de yoga por Instagram con Anaïs Sörensen @yoga_woman el 29 de marzo. 

Desde esa fecha, no hay día en que no me instale en algún rinconcito de casa a practicar yoga, es sagrado.

Ya me aprendí los nombres de algunas “asanas” y no debo mirar la pantalla para ver que tengo que hacer: Adho Mukha, Balasana, Malasana, y así. Puedo seguirla de manera más fluida.

Estoy lejos de hacerlo bien, y me he dado mis buenos porrazos intentando algunas posturas, pero lo disfruto a mil y me he ido soltando y aprendiendo.

¿Extraño correr? Muchísimo. Pero algo positivo de este encierro ha sido descubrir el complemento perfecto para sentirme mejor, fortalecer mi cuerpo y volver – cuando se pueda – con más ganas que nunca a recorrer las calles, sumando kilómetros y buscando los semáforos en verde para avanzar y avanzar. 

Cuando comencé a trotar, jamás pensé que iba a llegar a participar en carreras de 21K, y tengo aún pendiente mi maratón. Quizás en un tiempo más, me sorprenda a mi misma en posturas que creía muy lejanas, flotando en mi cuerpo, tal como Anaïs.

¡Vamos caramba & Namasté!

por

Donante, periodista, sureña, amante de los libros y corredora autodidacta. Hace menos de 2 años me puse las zapatillas y nunca más paré.

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