Cuando corres ‘largos’ se suele pensar en muchas cosas y después del kilómetro 15 cualquier cosa puede ser tema para analizar y seguir con la cabeza enfocada.
El fin de semana pasado, cuando llegaba a los 20K y me quedaban 5 más por recorrer, me encontré ante un runner de unos 65 años que elongaba con ímpetu como empujando un árbol y pensé en todos los tipos de elongadores.
Aproveché esos últimos kilómetros para hacerles un pequeño resumen (dejo la invitación a agregar aquellos tipos de elongadores que aquí no encuentre y con los que se sientan identificados).
Empujador de árbol
No importa si es un árbol o una pared, pero este personaje es intenso y con ímpetu si de elongar se trata. Aunque lo esté haciendo pésimo, hace fuerza creyendo que mientras más empuje más efectivo será y que realmente moverá la pared. Y con empujar le basta, porque sería toda la elongación que realizará.
Elongador arrepentido
Todos hemos pasado por esto. Terminas de correr, te pusiste a conversar o te convenciste de tener algo más que hacer, como irse directo al desayuno. Ni si quiera haces el intento y tiempo después dices ‘debería haber elongado’, pero sabes que ya es tarde. Y lo comentas en voz baja, buscando un cómplice que te ‘apañe’ en el arrepentimiento. Cuando descubres que alguien más no elongó, la culpa se te pasa.
Falso elongador
Este personaje hace que elonga, y lo hace consciente. Se ubica junto al resto, tiene toda la intención, más no. Este ítem no es lo suyo, nunca espera hasta los 30 segundos para cambiar de pierna, con 15 le bastan y es más que suficiente, de 10 ejercicios hace 5 y básicamente está más pendiente de la vida social.
«Elongo en la ducha»
Este es el clásico de los que tiene algo que hacer después de entrenar, por lo que generalmente se da en las mañanas. Terminan la pista o el entrenamiento y salen corriendo, evitando por completo los minutos de elongación. Y es ahí cuando se escucha «elongo en la ducha» ¿Excusa o realidad? Eso nadie lo sabrá, quedará la intimidad de la ducha.
Elongador disperso
Este runner no lleva la cuenta, y se da cuenta 4 cambios después que sigue estirando la misma pierna que hace 15 minutos. Y ante cualquier indicación que exija un brazo combinado a la pierna contraria, es como si hiciera corto circuito y su dispersidad lo deja como un pretzel, muy lejano al ejercicio que corresponde.
Elongador inspector
No es el entrenador, pero tiene alma de regidor. Está pendiente de todos los runners a la hora de elongar, y lleva la cuenta. Si alguien se pierde lo hará notar, avisa el cambio de piernas, evita que el entrenador olvide ‘la otra pierna’, y mirará feo al que se vaya antes.
Elongador sufrido
Este personaje siempre sufre en la elongación. Cada movimiento va acompañado de una queja y un sonido. Literalmente pareciera que lo están torturando. Todo ‘le duele’, pero en verdad nada le molesta. Es más, termina de elongar y sale caminando perfectamente.